Místico guerrero,
Las esferas de un ser
eterno
que se pasea por el
cosmos
son tu esencia:
guerrero de las siete
virtudes;
hijos de los siete
pecados,
nosotros.
Esferas alquímicas,
siete,
correspondencia esotérica
con la antigüedad
planetaria.
Nocturno guerrero de
licántropas lunas,
de solares y llameantes
ojos,
de áurea cabellera.
Guerrero insurrecto
que te opusiste a la
muerte,
y recorriste los siete
círculos del infierno
cual Dante buscando a
Beatriz.
Venciendo incluso a ese
que llamamos Dios.
No tienes cruz,
pero diste tu vida por el
hombre sucio,
aquel que se pudre día
con día
al tiempo que asesina a
sus semejantes
sin compasión.
Eres de luz,
y con tu brillo nos
cristalizas.
Mostrándonos el sendero
del bien
caminas a nuestro lado
desde la infancia
y con maestra bondad nos
recuerdas
que el hombre debe vivir
para hacer el bien,
para amar,
para luchar por aquello
que se quiere
sin lastimar a nadie,
pues la cucaracha que se
alimenta
de tus inmundicias,
también es parte de ese
todo
regido por un Dragón
inmortal.
Hace muchos años
que no regresas.
Montado sobre abismal
dragón,
desapareciste.
Pero aún sigues.
En la permanente
impermanencia
de la vida tu rostro me
sonríe
y me recuerda lo
semejantes
que somos.
Pues al final,
guerrero y hombre,
son parte de la misma
energía vital
que rige al universo:
Genkidama.
...
Sobre de una tortuga,
con una sonrisa en el
rostro,
seguiré tu luz.
-
Guíame
en la oscuridad
del cosmos
Gokú.
Miguel Ángel Martínez
Barradas
No hay comentarios:
Publicar un comentario